CONTROL INTERNO. CONCEPTOS PRELIMINARES.

Una tarea básica de la administración es proporcionar a cada individuo un medio ambiente de decisión que asegure que su comportamiento responde a los objetivos y valores de la organización. Para ello se deben establecer políticas, programas, procedimientos y normas que le proporcionen las premisas en las que basar sus decisiones.

Si pasamos de esta consideración general acerca del control al concepto de control interno, nos encontramos con que la expresión “Control Interno” carece de una definición universal, no tiene el mismo significado para todo el mundo y la amplia variedad de términos y significados con que se utiliza dificulta la comprensión del concepto de control interno.

El control se identificó tradicionalmente con requerimientos externos a la gestión propiamente dicha, establecidos sólo para satisfacer necesidades formales de terceros no comprometidos directamente con la misma.

En la actualidad asistimos a un verdadero cambio de paradigma del control, donde el control interno se concibe como un proceso interactivo multidireccional que ayuda al cumplimiento de las funciones y aumenta la posibilidad de alcanzar los objetivos fijados por las organizaciones.

En efecto, toda organización debe tener un sistema que le permita identificar los riesgos principales a que está expuesta y le provea las actividades de control necesarias para minimizarlos hasta hacer que el riesgo residual sea aceptable. Por supuesto, dicho sistema requiere de una supervisión adecuada a efectos de certificar permanentemente su vigencia y correcto funcionamiento.

Un buen Sistema de Control Interno le permite a cualquier organización tener mayores posibilidades de lograr los objetivos que la mismo se fijó, es una importante ayuda para la gestión y es parte del proceso de gestión.