PRÁCTICAS PARA MANTENER UN CONTROL INTERNO EFICAZ.

Entre las prácticas que contribuyen a asegurar un control interno eficaz podemos ejemplificar:
• definir objetivos y metas claras y precisas, y asignar claramente autoridad y definir responsabilidades.
• dar las instrucciones por escrito y establecer con precisión quiénes pueden otorgar autorizaciones generales y específicas.
• segregar funciones incompatibles.
• seleccionar directivos idóneos (la idoneidad comprende tanto la capacidad como la moralidad).
• controlar la asistencia del personal, rotar el personal entre distintas tareas y hacer que el personal sepa porque hace las cosas.
• prenumerar los documentos, conservarlos, registrar adecuadamente la información y utilizar cuentas de control.
• evaluar los sistemas computarizados.
• evitar el uso de efectivo, depositar inmediatamente los fondos y realizar arqueos periódicos de caja para verificar las transacciones.
• respetar y hacer respetar el orden y aseo, adoptar y mejorar en forma continua las medidas de seguridad y contratar pólizas.
• identificar los puntos claves de control en cada actividad o proceso y utilizar indicadores apropiados.
• efectuar inspecciones y recuentos físicos de inventarios frecuentes.