El desarrollo sostenible y la ONU

La Organización de la Naciones Unidas pretende lograr el "desarrollo sostenible" sin poner en peligro el medio ambiente. Para tal fin crea, en 1972, el Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio ambiente (PNUMA), cuyo objetivo es promover actividades medioambientales y concientizar a la población sobre la importancia de mantener el medio ambiente.

La Organización de las Naciones Unidas lleva a cabo tratados internacionales que auxilien a preservar el medio ambiente; así, en 1992, la ONU llevó a cabo la "Cumbre para la Tierra", en la cual se generó el "Programa 21", que es un plan de acción que propone las medidas para lograr un desarrollo sostenible. En esta Cumbre, se describieron los derechos y deberes de los países en materia de medio ambiente.

Asimismo, se abordaron las cuestiones relacionadas con la protección de los bosques; cambio climático y la diversidad biológica; la desertificación, entre otros.

En 1997, se celebró la "Cumbre de Río+5", cuyo objetivo principal fue analizar la ejecución del "Programa 21", aprobado en la Cumbre de 1992.

En la Cumbre de 1997 se firmaron diversos acuerdos que se incluyeron en la carta final de la sesión.
En 2002, se celebró la "Cumbre de Johannesburgo", organizada por las Naciones Unidas, fue la reunión internacional más importante en donde se trató el desarrollo sostenible. Su tema principal fue cómo mejorar al ambiente global para asegurar la conservación de la vida a largo plazo, para lo cual se trataron temas esenciales para garantizar la sostenibilidad de la tierra.

En la Cumbre de Johannesburgo colaboraron representantes de distintos grupos de la sociedad, como: Funcionarios de Gobierno y Jefes de Estado; Organizaciones no gubernamentales; Empresas e industrias; Poblaciones indígenas; Trabajadores y sindicatos, entre otros. Tratándose puntos como: erradicar la pobreza y elevar el nivel de vida; producción y consumo sostenibles; gestión sostenible de los recursos naturales; seguridad alimentaria y agricultura; energía; etc. La Cumbre finalizó con la "Declaración de Johannesburgo", en donde se confirmaron los esfuerzos para trabajar en pro del desarrollo sostenible.

En la Cumbre de Río de 1992 se presentó y firmó la "Convención Marco de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático", en la que los países industrializados se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

A pesar del avance alcanzado con esta Convención, se hizo evidente que era indispensable lograr un acuerdo más efectivo. Por ello en 1997 en Kyoto, Japón se llegó a un protocolo en el que los países desarrollados se comprometen a reducir sus emisiones colectivas de gases de efecto invernadero. Este documento es fue llamado "Protocolo de Kyoto".

La ONU acordó en la Cumbre para la Tierra de 1992 el "Convenio sobre la Diversidad Biológica". El Convenio exige a los Estados a conservar la diversidad biológica y que utilicen de forma sostenible los recursos naturales. Asimismo obliga a que se compartan los beneficios generados de los recursos genéticos.

La protección de las especies endémicas se garantiza a través de la "Convención de 1973 sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora".