Las posturas críticas en el plano sistémico (Marx, CEPAL, Tercermundismo)

a) Marx
Karl Marx es considerado uno de los críticos más importantes de la Economía Clásica, ya que ésta no explica las causas subyacentes del capitalismo y las contradicciones internas al sistema, donde “el trabajador se va haciendo más pobre cuanta más riqueza produce (…) se convierte en una mercancía cada vez más barata cuantas más mercancías crea”; y es aquí donde, bajo los conceptos de valor, valor trabajo (tiempo de trabajo socialmente necesario), plusvalor; que Marx analiza la devaluación de los trabajadores, que se da cuando se produce en proporción directa al valor creciente de las mercancías, y en el proceso los trabajadores se enfrentan con los objetos de su trabajo (mercancías) como cosas sobre las que, una vez acabadas, ellos ya no pueden ejercer ningún control ni poseer ninguna propiedad. (Ekelund & Hébert, 1999, p. 283).

Asimismo, el desarrollo para Marx es un proceso de cambio de formaciones sociales a través del desarrollo de las fuerzas productivas. Una formación social es concebida como el modo de producción vigente conjuntamente con una superestructura. La superestructura está constituida por aquellas relaciones sociales que no son relaciones de producción, así como por la conciencia social, mientras que el modo de producción es definido como el conjunto de las relaciones de producción a asociadas a un determinado tipo de propiedad de los medio de producción. (Bifani, 2007, p. 48).
La teoría evolucionista de Marx explica este desarrollo como un proceso de cambio de una sociedad a otra mediante la transformación de las fuerzas productivas; formaciones sociales contenidas dentro de un modo de producción y una superestructura. Es el desarrollo de estas fuerzas productivas las que modifican las relaciones del hombre con la naturaleza, esto a su vez modifica el proceso de interacción de la sociedad con la naturaleza.

El hombre se apropia de la naturaleza en una actitud de transformación y apropiación para dar paso al desarrollo de la sociedad; sin embargo, dicha dominación no debe ser entendida como una actitud depredadora de la naturaleza, o de una explotación irrestricta, sino de un adecuado manejo del sistema natural con vistas a la satisfacción de las necesidades humanas (Bifani, 2007, p. 50). No obstante, en el sistema capitalista esto deja de ser contemplado en el momento en que el motor de la producción deja de ser la satisfacción de dichas necesidades, para dar paso al incremento desmedido de la ganancia.

La actitud de dominación o de explotación que se asocia a la visión reduccionista orientada a la utilidad inmediata, prescindiendo de los efectos globales y de largo plazo de la actividad económica, se traduce en una acción predatoria de la naturaleza, e irresponsable en relación a las consecuencias que dicha acción tiene sobre el proceso de desarrollo de la humanidad. La preocupación marxista por la naturaleza no es por la naturaleza en sí, sino en tanto sustrato de toda actividad económica. (Bifani, 2007, p. 51).

Este proceso de desarrollo es entendido por la teoría marxista como un proceso progresivo de un estado a otro cualitativamente diferente, cuyo movimiento surge de las contradicciones internas del sistema, la dinámica tiende a eliminar estas contradicciones mediante un proceso de adaptación y transformación. El primer enfrentamiento dialéctico que induce al desarrollo de la sociedad se da entre el hombre y la naturaleza, en el proceso social de transformación de la naturaleza mediante el trabajo. Esta acción modificadora del hombre sobre el ambiente natural se traduce en la creación de un ambiente artificial que provoca reacciones en el sistema natural, cuya conducta se altera frente a los estímulos y acciones provenientes del sistema social. (Bifani, 2007, p. 52).

El énfasis en las leyes naturales que defendían los economistas clásicos, como una forma de explicar la realidad social, es reemplazado por la teoría marxista por la búsqueda de leyes propias del sistema socioeconómico, que rigen su proceso de cambio y transformación:

“…La sociedad actual no es algo pétreo e inconmovible, sino un organismo susceptible de cambio y sujeto a un constante proceso de transformación…”. (Bifani, 2007, p. 53).

Esto implica que las leyes que rigen el funcionamiento del sistema en un momento dado, no son necesariamente válidas en otro.



b) CEPAL
Ante las dificultades económicas en América Latina para competir en el mercado internacional, Raúl Prebisch presentó en la primera sesión de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) en 1948 su trabajo “El desarrollo económico de América Latina y algunos de sus principales problemas”, en el que se presentó la teoría económica estructuralista, como nuevo paradigma en la ciencia económica.

Prebisch demostró lo equivocado de la tesis neoclásica del comercio internacional, según la cual todo aumento en la productividad conduce al descenso de los precios de las mercancías, con lo cual América Latina por su baja productividad, se vería favorecida por el descenso de los precios en los países de mayor productividad, ya que el comercio se realiza entre países con diferentes niveles de productividad. El trabajo de Prebisch demostró que la relación de precios se movió en forma adversa a la periferia, de manera contraria si los precios hubiesen declinado conforme al descenso del costo provocado por el aumento de la productividad. (Gutiérrez Garza, 2008, p. 24).

A partir de este momento, surgió la concepción de la economía estructuralista diferenciada en los polos centro y periferia; unidos por una relación macroeconómica fundamental: el deterioro de los términos de intercambio.

El análisis de la CEPAL parte de la división internacional del trabajo en que las economías subdesarrolladas se especializaban en productos primarios y escasa tecnología, de tal forma que los países periféricos mostraban dificultad para integrarse al progreso técnico; en tanto que los países del centro se especializaban en la exportación de productos manufacturados con precios al alza, con una notable diferencia de los precios de los productos agrícolas. (Itziar Aguado Moralejo, 2009, p. 97).
La teoría de la CEPAL tiene una importancia decisiva, ya que su planteamiento fue hacer frente a ese intercambio desigual a través del incremento en la producción, así como activar una adecuada legislación social para fortalecer las instituciones sindicales y elevar progresivamente el salario real. Estas medidas estaban orientadas a crear las condiciones estructurales y sociales para enfrentar la desigualdad de ingresos entre el centro y la periferia. Consecuentemente, la CEPAL planteó como estrategias a seguir en ese momento:

• la industrialización por sustitución de importaciones en primer término, para después complementarla con la política de extraversión y el desarrollo de las exportaciones,
• función del Estado como idea fuerza del desarrollo,
• impulsar a la clase empresarial,
• política de estímulo al ahorro interno y a la inversión.
(Gutiérrez Garza, 2008, p. 24).

La trascendencia de la teoría de la CEPAL, que deja ver una orientación keynesiana -a pesar de su estancamiento en la década de los sesenta, provocado por las limitaciones externas que conllevaba el modelo de sustitución de importaciones- fue propugnar el desarrollo propio y la soberanía nacional, expansión del mercado interno y elevar el nivel de vida de la población; y a largo plazo minimizar la desigualdad en las relaciones comerciales centro-periferia. (Gutiérrez Garza, 2008, p. 24)


c) Tercermundismo
Se le conoce como Tercer Mundo al conjunto de países menos desarrollados que se sitúan geográficamente al sur del planeta (generalmente), por eso se habla frecuentemente de un diálogo entre norte-sur, donde el norte representa al grupo de países desarrollados.

A raíz de la segunda guerra mundial surgieron un gran número de estados dependientes del viejo mundo imperial e industrializado, como gran parte de América Latina, los cuales se agruparon con el nombre de “Tercer Mundo”5, para distinguirlos de los países capitalistas desarrollados del “primer mundo” y los países comunistas del “segundo mundo”. Estos países aspiraban llegar al “desarrollo”, pero no estaban convencidos que el capitalismo de mercado, o la libre iniciativa de la empresa privada doméstica se lo fuera a dar. Posteriormente, durante la guerra fría evitaron unirse a cualquiera de los dos sistemas, para procurar mantenerse al margen de una latente tercera guerra mundial. (Hobsbawm, 2010, p. 359).

Sin embargo, al parecer estos países “no alienados” no se opusieron por igual a ambos lados durante la guerra fría, ya que algunos líderes del movimiento Bandung (nombre de su primera conferencia internacional en Bandung, Indonesia, 1955) eran ex revolucionaros anticolonialistas radicales, que se consideraban socialistas a su manera (es decir, no soviéticos), simpatizantes de la Unión Soviética, así como para recibir su apoyo económico y militar. Mientras que Estados Unidos buscaba aliados entre los elementos más conservadores del Tercer Mundo: Irak (antes de la revolución de 1958), Turquía, Pakistán e Irán, que conformaron la Organización del Tratado Central (CENTO); Pakistán, Filipinas y Tailandia conformaron la Organización del Tratado del Sureste Asiático (SEATO), ambas pensadas para completar el sistema militar antisoviético cuyo pilar principal era la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). (Hobsbawm, 2010, p. 359)

Con este nuevo movimiento a favor de un nuevo orden económico mundial y la propuesta del Club de Roma de nuevas formas de desarrollo basado en el potencial económico de las diferentes regiones y en las capacidades propias de los países “no alineados”, fue avalado por la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1974, que corroboraba el derecho de los países del Tercer Mundo a tener control de sus recursos económicos.

Esta nueva corriente fue conocida como eco-desarrollo y adoptó parte de las críticas al concepto de desarrollo como equivalente lineal de crecimiento económico, tales como: críticas a los patrones de consumo dominantes, a los sistemas y escalas de producción, a los estilos tecnológicos, que suponían la actitud predatoria sobre los recursos naturales; mediante la autodeterminación, escalas de producción reducidas, la preferencia por los recursos renovables frente a los no renovables y por las tecnologías blandas, que proporcionara la conservación ambiental. (Foladori, et al., 2005, p. 45)

Durante la primera reunión del consejo de administración del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), celebrada en Ginebra en junio de 1973, donde Maurice Strong acuñó el término “eco-desarrollo”; cuyo propósito era compatibilizar la economía con la ecología con modelos alternativos de desarrollo, autodeterminados y autocentrados, pensados y construidos desde la óptica de los sometidos y marginados del orden mundial, que prestaran atención en las situaciones de pobreza, marginación social, cultural y política, todo esto desde una óptima comunitaria y tercermundista. (Foladori, et al., 2005, p. 47).