Protocolo de Kyoto

El Protocolo de Kioto, es un instrumento jurídico internacional enfocado a combatir el cambio climático. Representa los compromisos contraídos por los países industrializados, cuyo objetivo es reducir sus emisiones de algunos gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global.
En 1991, el Consejo autorizó a la Comisión para que interviniera, en nombre de la Comunidad Europea, en los tratos sobre la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. La Comunidad Europea confirmó la Convención en 1993.

La Convención contribuyó de manera significativa a la fijación de los principios base de la atención al problema contra el cambio climático. Asimismo, contribuyó a fortalecer la conciencia pública, a nivel internacional, sobre los problemas relacionados con el cambio climático. Sin embargo, la Convención no considera compromisos cuantificables por países respecto a la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La Comunidad Europea firmó dicho Protocolo en 1998, y para 2001 el Consejo Europeo de Laeken confirmó la decisión de que el Protocolo de Kioto fuera vigente antes de la cumbre mundial de desarrollo sostenible de Johannesburgo.

El Protocolo significa un avance fundamental en la contienda contra el calentamiento global, ya que contiene objetivos obligatorios y cuantificados de reducción de gases de efecto invernadero.

Para alcanzar los objetivos, el Protocolo presenta una serie de medios:
• Reforzar políticas nacionales de disminución de las emisiones;
• Cooperación de países miembros (intercambio de experiencias, conexión de las políticas nacionales a través de permisos de emisión, aplicación conjunta y mecanismo de desarrollo transparente).