Mercados Emergentes: Conclusiones

La inherente volatilidad natural, y las características transicionales, de los mercados emergentes hacen que el policymaking sea particularmente duro en esas economías. Las inversiones de largo plazo requieren estabilidad y predictibilidad. Los policymakers están restringidos por carecer de instituciones fuertes que transmitan estabilidad en algún sentido. Estando ausencia la habilidad por parte de las instituciones de proveer el compromiso necesario en políticas prudentes, la opción del compromiso transaccional se torna atractiva. Así, los compromisos incorporados en contratos específicos son un posible sustituto a un sistema institucional oportuno.

Las preguntas de interés entonces son si el compromiso transaccional, verdaderamente, sirve como un sustituto efectivo al compromiso institucional y si el compromiso transaccional será eventualmente dejado de lado una vez que el país “emerge”.

En este paper, traté de mostrar que el compromiso transaccional puede ser valioso, hasta un punto. Así, las garantías del Banco Mundial permiten que nuevas economías emergentes participen del renovado flujo de capitales internacionales en los 1990s. Para proyectos privados de infraestructura que fueron ayudados por las garantías del Banco Mundial, hubo un compromiso contractual a un proyecto particular como sustituto del sistema regulatorio que necesitaba tiempo para desarrollarse. Los recursos podían, por lo tanto, ser canalizados en proyectos con potencialmente altos retornos aún en ausencia de un fuerte compromiso institucional que establezca la transparencia de las políticas. Pero, como la evidencia presentada, el duro compromiso tuvo que ser usado cautamemnte – no todos los acreedores pueden tener status privilegiado. A lo largo del tiempo, varios países se “graduaron” para las necesidades de las garantías del Banco Mundial, que continuaban siendo relevantes principalmente para países de bajos ingresos. En este sentido, se alcanzó una transición satisfactoria.

El compromiso con un tipo de cambio tiene mayor significación para la performance económica que las garantías del Banco Mundial y, por esta razón, los cambios en los regímenes es necesario que sean hechos solo con la deliberación pertinente. Desde que los peligros son altos, los países han experimentado con un rango de mecanismos, reflejando variados niveles de compromiso. Hay aparentemente algún valor de atar de manos a un país en desarrollo limitando la flexibilidad del tipo de cambio: la inflación es más baja. Sin embargo, cuando los países comienzan a “emerger” – participando más profundamente en los mercados de capitales internacionales – el riesgo del compromiso testeado y, por tanto, el riesgo de una crisis financiera se incrementan. En este punto, el cambio desde un compromiso transaccional – en este caso, de un particular tipo de cambio – hacia un amplio compromiso institucional con políticas prudentes parece importante. Esa transición, verdaderamente, ha estado ocurriendo, aunque de forma mesurada.

En el medio de los dos extremos (de las garantías del Banco Mundial y los regímenes de tipo de cambio), descansa el caso de los contratos de bonos soberanos. Estos tienen mayor significación que las garantías del Banco Mundial para el país emisor en sí mismo y para la arquitectura global de flujos de capitales pero menos que la que tiene el sistema de régimen de tipo de cambio. Acá, otra vez, vemos la tensión entre flexibilidad y compromiso. Donde los países tienen bajo ranking de crédito pero el compromiso contractual es posible, los emisores de bonos reciben un descuento. Sin embargo, los emisores de más bajo ranking están típicamente imposibilitados de ofrecer ese compromiso y terminan pagando un premio por ello. A medida que el ranking aumenta, el compromiso transaccional comienza a ser creíble pero el valor de dicho compromiso cae. Vemos, que, liderado por el ejemplo de México en febrero y marzo del 2003, varios países en desarrollo han emitido bonos con cláusulas de acción colectiva, sumándose a la flexibilidad de los contratos de los bonos.

La decisión de México de emitir bonos bajo la legislación americana pero con cláusulas de acción colectiva fue la culminación de un esfuerzo activo en sus políticas. Sin embargo, los argumentos desarrollados en este paper sugieren que como México ha invertido por al menos una década en el desarrollo financiero e institucional necesario para impartir credibilidad sin atar contratos, es por esto, que no debería sorprendernos que haya sido México el que tomó el liderazgo en lo que al tema respecta. Seguido de su crisis a fines de 1994, el ranking de crédito del país ha estado constantemente en aumento, llevándolo por debajo del umbral del “invesment-grade”. Al mismo tiempo, México es uno de los países que retrocedieron al compromiso del tipo de cambio fijo, adhiriendo a la flexibilidad en lo que a ello respecta también. México fue también exitoso en octubre de 2003 emitiendo un bono denominado en pesos domésticos con vencimiento a 20 años. Sugiriendo que México es bueno en su forma de establecer el tipo de credibilidad institucional que hace el compromiso transaccional cada vez menos necesario. La credibilidad institucional, posiblemente se derive de reformas domésticas que datan de los comienzos de los 1990s y de compromisos acordados bajo el tratado de libre comercio americano en 1994, reflejado el status de México como un país “investmente-grade”.

Así, a comienzos de los 1990s, un nuevo grupo de países en desarrollo comenzaron sus esfuerzos para emerger a la economía global. En este paper, nos centramos en esa emergencia en la dimensión de sus transacciones financieras con el resto del mundo. La alta volatilidad económica y política de esas economías las condujo a menudo a ofrecer compromisos en contextos de transacciones específicas en las que estaban comprometidos: esos compromisos tuvieron valor. Sin embargo, los compromisos transaccionales son limitados – y, posiblemente, contraproducentes, cuando se tornan insostenibles. Como resultado, el movimiento hacia flexibilidad transaccional con amplio compromiso institucional para mejor comportamiento es la forma. Las buenas noticias son que los mercados emergentes parecen moverse en esa dirección.